Dirección de la obra: Pamela Dürr
Reparto: Isabelle Stoffel, Joaquím Candeias
Traducción al español: Angelica Lambru
GO Theaterproductionen y Valldum Producciones
Matei Vişniec, dramaturgo, nacido en Rumania, en 1956, reside en Francia desde hace más de 20 años. Vişniec ha escrito unas 30 obras que son representadas frecuentemente en las principales capitales del mundo. Durante el pasado Festival de Avignon se presentaron cuatro obras suyas dentro del festival Off, lo que habla de la vitalidad de este autor, ya que son compañías que eligen con toda libertad la obra que quieren representar y Vişniec apareció en la programación del Off desde su llegada a Francia en 1987.
Poseedor de un estilo en el que mezcla visones poéticas y situaciones contemporáneas, Matei Vişniec es un heredero de la mejor dramaturgia rumana y francesa y sigue con la tradición de dramaturgos extranjeros que escriben en francés, como el rumano Eugen Ionesco o el irlandés Samuel Beckett, entre otros. Vişniec tiene una vena poética y del absurdo. Sus obras de vitalidad sorprendente siguen representándose en festivales y temporadas teatrales. La Compañía del Umbral de Francia eligió presentar en 2009 su obra "Historia del comunismo contada por enfermos mentales", con la que ganó un premio de estímulo a la creación del Festival Off. Matei Vişniec trabaja actualmente a Paris, en el departamento rumano de la Radio France Internacional.
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En anteriores montajes, la directora y actriz Pamela Dürr ya demostró su querencia por romper los límites del teatro convencional. Por ejemplo en la obra Caravanes, que tenía lugar en una roulotte. En El hermoso viaje de los osos panda, contado por un saxofonista que tenía una amante en Frankfurt, son las decididas rupturas entre la imagen y el texto las que llevan la historia repentinamente al abstracto, a la vez que los suaves tonos emocionales nos conmueven por su cercanía. La actriz Isabelle Stoffel infunde a su compañero de escena, Joaquím Candeia, docilidad y obediencia. Se enzarzan en compromisos y la excelente actuación de ambos, oscilando entre la atracción y el rechazo, se convierte en una revelación alegórica igualmente lograda por las instalaciones de lámparas, embaladas al inicio, de la escenógrafa Asi Föcker. A lo largo de la obra no sólo la acertada iluminación adquiere gradualmente mayor peso escénico, también la propia escenógrafa, a su vez responsable de una ingeniosa música en vivo, interviene cada vez más en el desarrollo del montaje. Con proyectores y luz se crea un ambiente amenazador que quita el aliento al protagonista de la misma manera que lo hace el animal invisible que le regala su misteriosa acompañante. Un animal que se multiplica sin parar e invade a su dueño de la cabeza a los pies, apareándose con su olor, su sombra, su respiración, y que le obliga a soltar de sus manos las riendas de la vida.
"Con reducidos medios Pamela Dürr crea una fuerza tan intensa que alcanza un persistente efecto amenazador (…). Cada sonido, cada rayo de luz, cada movimiento forma parte de un solo cuerpo, una vívida obra integral que no sólo se incuba en las fundas huecas del decorado sino también en los densos y gozosos vacíos del arte teatral". St. Galler Tagblatt, 2008, Suiza