Once Elegias

PRIMERA ELEGÍA Dedicada a Dedalo, fundadorde la famosa estirpe de los artistas,de los dedalianos I En sí mismo comienza yen sí mismo termina.Ninguna aura lo anuncia, ningunaestela de cometa lo sigue. Nada despunta desde sí hacia fuerapor eso no tiene rostroni forma. Podría parecersea la esfera,en plenitud de cuerpoy delgadez de piel.Pero tiene aúnmenos piel que la esfera. Es el adentro pleno,y,aunque no tiene márgenes, está profundamentelimitado. Pero no se le ve. No le sigue la historiade sus movimientos,como la huella de las herraduras siguefielmentea los caballos… II Ni siquiera tiene presente,pero es difícil imaginarde que manera no lo tiene. Es el adentro pleno,el interior del punto,más apretado en sí que el punto mismo. III No tropieza con nadieni se golpea con nada,ya que no ofrece nada al exteriorcon lo que pueda golpearse. IV Aquí duermo yo, envuelto por él. Todo es revés de todo.Pero él no se le opone, nimenos aún, lo niega. Dice No sólo aquelque entiende el Sí.Pero él, que todo lo conoce,en el No y en el Sí tiene las hojas arrancadas. Aquí no duermo yo solo,conmigo duerme toda la hilera de los hombrescuyos nombres llevo. La hilera de varones me pueblaun hombro, La hilera de mujeres,el otro. Y ni siquiera caben. Ellos son las plumas que no se ven. Bato las alas y duermo – aquí,en el interior pleno,que comienza consigoy consigo termina,no anunciado por aura alguna,no seguido por estela algunade cometa. TERCERA ELEGÍA Contemplación, crisis de tiempo Y, una vez más, contemplación. I. Contemplación Si despiertas,he ahí hasta donde se puede llegar, Súbitamente el ojo se vacía por dentrocomo un túnel, la miradase hace una contigo. He aquí hasta donde puede llegarLa mirada, si se despierta: Súbitamente se vacía,como un tubo de plomo, por el cualsolo el azul viaja. He aquí hasta donde puede llegarel azul despierto: Súbitamente se vacía por dentrocomo arteria sin sangre,a través de la cual se ven los paisajes fluyentesdel dormir. II. Crisis de tiempo Oh, breve tristeza, insecto verdoso,vosotros, blandos huevos, habitando el meollo de un meteororoto; y cubiertos por mis manosa fin de que renazca un decorado completamente otro. Rebosa la habitación por las ventanasy ya no puedo retenerla más en mis ojos abiertos.Guerra de ángeles azules con lanzas electrizadasocurre en mis iris. Me mezclo con los objetos hasta la sangre,para detenerlos en su arranque,pero ellos golpean los alféizares y continúan corriendo haciamás lejos todavíahacia otra era. ¡Oh, breve tristeza, quedaalrededor una esfera de vacío!Estoy en su centro, y, uno a uno,los ojos de la frente, de las sienes, de los dedos,se me abren III. ContemplaciónSúbitamente el aire aulla…hace caer sus pájaros sobre mi espalday ellos se me hincan en los hombros, en la espina dorsal,lo ocupan todo y ya no tienen dónde estar.En la espalda de los pájaros grandesse hincan los demás.Sogas aleteantes los arrastran,acuáticas plantas.Tampoco yo puedo permanecer erguido,sino que, desplomado sobre piedras fluorescentes,me agarro con los brazos al pilar de un puenteque se arquea sobre aguas que no existen.Gran río de pájaros hincadosuno en otro por los picos se agita,desde la espalda se me derramahacia un mar helado, no ennegrecido.Gran río de pájaros muriendo,sobre el que soltaran sus afiladas naveslos bárbaros, migrando siempre hacia lugaresnórdicos y deshabitados. IV. Crisis de tiempo Como si una tumba estallara y fluyera en el gran río todo su misterio… Más aún, ella la mirada nos mantiene, en un extremo suyo fructificados. Succiona de nosotros cuanto puede como si pretendiera seňalarnos los ángeles arbóreos y los de otros paisajes. Los árboles nos ven a nosotros, no nosotros a ellos, Como si una hoja estallara y fluyera de ella un arroyuelo de ojos verdes. Estamos fructificados. Pendemos del extremo de una mirada que nos succiona. V. ContemplaciónAparecía fulgurante un mundomás rápido incluso que el tiempo de la letra A.Yo sólo sabía esto: que ese mundo existe,aunque, visto por detrás de las hojas, no se veía. Recaía tan velozmente en el estado de hombre,que tropezaba contra mi propio cuerpo, dolorosamente,asombrándome mucho de tenerlo. Estiraba mi alma de una parte y de otrapara llenar los tubos de mis brazosy el globo de sobre los hombrosy las restantes formas, igual. Así me tensaba para recordarel mundo que he comprendido fulgurantementey que me ha castigado arrojándome en el cuerpo,este lento hablador. Pero no podía recordar nada.Sólo esto – que he tocadoOtra cosa, Otra persona, Otro dónde,que, sabiéndome, me rechazaron. Gravitar de mi corazón,volviendo a reclamar todos los significados,siempre hacia atrs. Incluso a ti,esclavo de los imanes, pensamiento. OCTAVA ELEGIA, LA HIPERBÓREA Ella me dijo entonces, al observar las cosas fijasde mi constitución:«Quisiera que huyéramos a Hiperbóreay parirte vivocomo cierva, sobre la nieve,mientras corre y aúllacon largos sonidos colgados de las estrellas de la noche. ¡Al frío con nosotros y al hielo!Desnudare mi cuerpoy me zambulliré en aguas, con el alma indefensa,que adopta como límite las criaturas del mar. El océano crecerá, seguro, creceráhasta que cada una de sus moléculascomo un ojo de ciervo llegue a ser,oaún mucho más grande,como el cuerpo de una ballena. Me zambulliré en un agua así hinchada,golpeándome con brownianos paisajes,en un movimiento de espora, desesperada,zigzagueare: golpeadapor grandes, oscuras frías moléculas,las adeptas de Hércules. Sin posibilidad de ahogamiento y sinposibilidad de marcha ni de vuelo –solamente zig-zag y zig-zag y zig-zag,emparentándome con el helechoa través de un destino de espora… Quisiera que huyéramos a Hiperbóreay parirte vivo,bramando, corriendo, hecha pedazos por las aristas afiladasdel cielo violáceo,sobre el hielo agrietado en icebergsdispersos bajo un cielo violáceo.» Nichita STĂNESCU poeta y ensayista obra: "Sentido del amor» (1960); «Una visión de los sentimientos» (1964); «El huevo y la esfera» (1967); «Las no palabras» (1969); «En el dulce estilo clásico» (170); «Claro de corazón» (1973); «Épica Magna» (1979); «Nudos y signos» (1982) (toda en rumano).

Presentacion: Damian NeculaTraducción del rumano: Ioana Zlotescu y Jose Maria Bermejoediciones del oriente y del mediterráneo 2000 


by Nichita Stănescu (1933-1983)