El Museo Del Campesino Rumano

Avenida Kiseleff nr. 3, Bucarest – RumaníaTeléfono: (4021) 650.53.60 – Fax: (4021) 659.65.13  En 1912, en el sitio de la antigua Casa de la Moneda y del palacio de Mavrogheni, se coloca la piedra fundamental del edificio del "Museo de la gran avenida" con el fin de "enaltecer el arte ancestral por un edificio digno de su importancia", tal como quedó asentado en el privilegio firmado por el Rey Carlos I y depositado en el fundamento de la construcción. El encargado de la realización del proyecto y de la dirección de las obras será el arquitecto N. Ghika - Budeşti, distinguido representante de la escuela nacional de arquitectura quien, según la opción museológica del etnógrafo y director Alexandru Tzigara – Samurcaş, tenía que alzar "un palacio del arte autóctona", dispuesto según las formas de los recintos de tipo monástico. 29 años después, tras interminables interrupciones, quedará finalizado, en 1941, tomando el aspecto del actual monumento arquitectónico, sede del Museo del Campesino Rumano. Ilustración del estilo neorrumano inspirado por la arquitectura tradicional, especialmente la iniciada por el Príncipe Constantin Brâncoveanu[1], la obra se destaca por la expresividad del conjunto de la composición y por la utilización equilibrada de los elementos decorativos florales y zoomorfos. Los muros de ladrillos rojos aparentes, los ventanales reunidos bajo arcadas, las columnas de la loggia, la barandilla, los elementos taladrados, la elegante silueta del mirador central junto con la imagen de la galería recordando los campanarios de los antiguos monasterios y otros elementos más le confieren al edificio la suntuosidad moderada de un verdadero palacio del arte. En los años '60, se le agrega al edificio un cuerpo central para oficinas y salas conexas, pero diseñado y construído con total desacato a los datos estilísticos específicos a la concepción de N. Ghika – Budeşti. La reflexión museológica y la práctica museográfica pueden ser evaluadas en función de lo adecuado al programa cultural de un museo y de lo específico de los objetos que componen su colección. El Museo del Campesino Rumano – no por casualidad así nombrado – considera útil mantener un diálogo acerca de la imagen del campesino y de su universo. Está en búsqueda de un campesino complejo que se deja conocer sólo tras miradas sucesivas, cada una de ella asumiendo una perspectiva fragmentaria. La museografía adecuada a esta opción no puede ser sino una museografía de la búsqueda, una museografía vacilante que renace por cada gesto, oponiéndose a todo lo que corre peligro de convertirse en rutina, procedimiento, cliché, fórmula. El Museo del Campesino Rumano trata de crear una museografía pura, libre de lugares comunes y de modas, una museografía sencilla, flexible y discreta donde prevalezca el respeto por los objetos rústicos y por la nobleza del mundo que los origina. Entre 1990 y 1995, se organizaron en este espíritu veintitrés exposiciones temporales: Juguetes de arcilla, La careta, Sillas rústicas, Huevos de Pascuas, Recién nacido, Novios desposados, Arte rústica I (nuevas adquisiciones de patrimonio 1990-1991), Tapices rumanos, Los alimentos del campesino, Arte rústica II (nuevas adquisiciones de patrimonio 1992-1994), La corteza de la piedra, El atavío para la cabeza y los adornos populares, La Exaltación de la Cruz, La cerámica tradicional,La camisa rústica, Regalando lo regalado… (de los objetos ingresados al tesoro del museo a través de las donaciones), Iconos rumanos – Roma, Venecia, El calzado tradicional – Die (Grenoble), Iconos rumanos – Nicosia, Limassol, Larnaca, Tapices rumanos – Madrid, La mujer rumana -- Bonn, Bordados tradicionales rumanos – Bayeux, La Cruz: signo y materia -- París. Igualmente, se organizaron las manifestaciones del Museo misionero (Purificación, Iconos en romería, La calle de la Victoria 300) y se realizaron la publicaciones bibliófilas, los rótulos y las tarjetas postales del museo. El Museo del Campesino Rumano cuenta con la más rica colección de objetos rústicos de Rumanía. Las casi 90.000 piezas de su patrimonio son tantos testigos más que pueden ayudar a nuestros contemporáneos a comprender la cultura de la aldea. Este verdadero tesoro de interés nacional e internacional está depositado y conservado bajo rigurosos criterios científicos y se beneficia, ya desde la constitución de la colección, de catálogos sistemáticos y de una compleja colección de fichas realizada posteriormente. Razones prácticas pero también leyes consagradas al depósito y a la conservación llevaron al desglose de la colección por varias categorías: cerámica, verstuario, tejidos de lana, objetos de madera etc. La colección de cerámica comprende alrededor de 18.000 piezas representativas para la producción de más de 100 centros de alfarería. Tenemos piezas excepcionales de Horezu, Oboga, Vama, Pisc, Curtea de Argeş, Lehecer, Lăpuş, Biniş, Bârsa, Corund, Glogova, Marginea, Rădăuţi, Noul Român, Drăuşeni, Făgăraş. La más antigua pieza de cerámica tiene inscrita la fecha de 1746. La colección de vestuario cuenta con casi 20.000 objetos representando piezas de vestimenta de todas las provincias rumana, desde la primera mitad del siglo XIX hasta el día de hoy. Todo esto constituye un valioso fondo para la investigación del corte, de los materiales utilizados, de las decoraciones, de la cromática, de las funciones. Las más de 10.000 piezas que componen la colección de tejidos para la casa, confeccionadas de lino, cáñamo, algodón, seda cruda son los elementos básicos con los cuales el campesino haya realizado la arquitectura interior de la casa. Casi 8.000 piezas forman el patrimonio de la colección Madera, mobiliario y herraje. La misma comprende utensilios tradicionales, elementos de arquitectura, piezas de moblaje (arcas del ajuar, estantes para la vajilla, roperos, rinconeras). Los iconos en vidrio y madera, los modelos para los iconos, los xilograbados, el vestuario sacerdotal, los vasos y otros objetos de uso litúrgico, los humilladeros y las cruces componen la colección Litúrgica que cuenta con casi 3.000 piezas. Por la adquisición de las seis iglesias de madera de los departamentos de Arad y Hunedoara, portadoras de toda una historia religiosa y civil rumana (cuatro de ellas están conservadas "in situ", y dos, en el recinto del museo), se desarrolla notable y significativamente no sólo el patrimonio como tal de la institución, sino, sobre todo, aumentan las oportunidades de la misma de enriquecer los conocimientos y la vida espiritual de los visitantes, brindándoles la ocasión de apreciar directamente el ingenio y la habilidad de los artesanos campesinos de alzar edificios de culto y de imaginar y pintar escenas destacadas del gran Ciclo Cristológico (la Cena, el Juicio, la Pasión del Redentor, el Camino hacia el Calvario, la Llevada de la Cruz, la Crucificación), momentos de la Génesis, la Imagen de María con el Niño Jesús, los Arcángeles, los Ángeles, los Profetas etc. Además, es inédita y muy valiosa la colección Países extranjeros compuesta por más de 4.000 objetos tradicionales de uso doméstico y decorativos, procedentes de intercambios y colaboraciones internacionales, y que ofrecen una base sólida para las investigaciones comparadas con el fin de conocer mejor la participación de diferentes pueblos en la constitución del patrimonio cultural universal.
[1] Príncipe de Valaquia, 1688-1714.


by Plural magazine