El Elogio De La Aldea Rumana

Discurso de recepción pronunciado el 5 de junio de 1937en la sesión pública solemne de la Academia Rumana  De las aldeas rumanas (conozco sobre todo a las transilvanas) se puede afirmar, en general, sin ninguna restricción esencial, que siguen conservando, como estructura espiritual, aspectos de cuya naturaleza estamos hablando precisamente ahora. Puedo imaginarme muy bien que hasta hace ciento y tantos años, las aldeas rumanas hubiesen representado de hecho, para la gente de todas las edades, lo que las mismas, hoy en día, representan sólo para los niños. Claro que, como consecuencia del contacto alterador, directo e indirecto con la civilización de la época, la aldea rumana se ha alejado también, a veces hasta de manera demasiado penosa, de la definición cuya circunscripción estamos tratando. Pero, no es menos cierto que en todas las comarcas rumanas, uno puede encontrar, hoy en día, aldeas que recuerden como estructura anímica a la "aldea-idea". "La aldea-idea" es la aldea que se considera a sí misma el "centro mismo del mundo" y que está viviendo dentro de horizontes cósmicos, los cuales se prolongan en mito. Como tipo antinómico de esta "aldea-idea", creo que se podrían citar por ejemplo las minúsculas poblaciones con aspecto de aldeas de Norteamérica, aquellas sombrías y uniformes poblaciones de labradores y granjeros, reunidas por un interés colectivo, pero nunca por la magia de un alma colectiva. Si nuestra aldea está edificada alrededor de la iglesia, de la que irradia Dios, en las mencionadas poblaciones norteamericanas la iglesia es menos la mansión de Dios, sino más bien la forma de una empresa igual al banco de la colonia, una sociedad por acciones. El pastor pronuncia sermones frente a los invitados como en el cine y con pago de entrada. No vamos a poner en duda en el acto y por completo la buena fe de aquellos honestos ciudadanos (hasta se dice que algunos de ellos son muy creyentes), pero su fe está integrada como un tornillo bien engresado dentro del engranaje de la vida profesional consagrada al éxito práctico como tal. Que se me permita el orgullo de afirmar que, desde el punto de vista humano, nuestro aldeano representa un tipo algo superior, mucho más noble, más complejo en su ingenuidad. Nuestra aldea representa una población situada y criada orgánicamente dentro un mundo total, el cual está presente en el alma colectiva como una visión permanentemente efectiva y determinante.


by Lucian Blaga (1895-1961)