El Baile, Ideologia De Un Cuerpo Secreto

Coreógrafa


En cada lenguaje de gestos confiados al escenario hay una retórica, que funciona gracias a la alternancia de un texto cerrado y un texto abierto, según senalarían Dubois, Edelin o Minguet o al estructurar el baile como una «obra abierta», según teoretizaba Eco. Por su misma substancia, el gesto bailado podría resultar, en una radografía, cual un balanceo entre lo recto del mensaje y lo ambiguo de lo indirecto, entre el mensaje descifrable y el régimen encifrado. Cada movimiento implica diversamente los segmentos de la anatomía humana al definir un campo corpóreo cuya energía, explotada en el arte escénico, queda materializada dentro de los complejos vectores de los gestos. Los llenos y los vacíos, que resultan del juego de las formas y los contenidos, de las tensiones y distensiones, inscriben en la representación escénica, múltiples áreas de lectura, ya que funciona de manera oximorrónica, puesto que opera es la frontera de algo vagamente discernible entre un icono y un fantasma. El baile opera a través de un cuerpo evidente, el anatómico, que vemos a fuer de ser sinceros, a diario, en la calle; pero hay otro cuerpo, el secreto, que en ausencia del acto artístico queda cual un cuerpo desconocido, un cuerpo ignorado. El baile viene justamente a explotar tal cuerpo y le asegura, a través de la ficción de la representación, el derecho a una existencia hipnótica. Los movimientos que se entretejen en una coreografía, confieren a lo corpóreo el derecho a ponerse de relieve y cada uno podría destacarse cual un movimiento-acontecimiento, para subrayar el encanto del reinvento, el inexprimable Devenir. La infinita diversidad de las funciones de los gestos nace de la memoria corpórea, de los recuerdos que de manera latente quedan inscritos en nuestro cuerpo, gracias a todo un trayecto histórico, social y cultural del ser humano. La coreografía actualiza la memoria corpórea a través del quiasma de las sensaciones y percepciones; el juego espectador, favorece a su vez un cuerpo real y un cuerpo virtual, un collage y un desprendimiento de contenidos, en que la confesión ocupa un lugar aparte. En realidad, la gestualidad del baile implica un fino equilibrio entre el área dela confesión directa y la de lo confesado indirectamente; uno vuelve a encontrar el estado poético de tal balanceo en toda una serie de bailes de esencia folklórica que conocen transposiciones escénicas, digamos el flamenco. Las demodulaciones rítmicas y gestuales de este baile definen no solo una fórmula coreográfica, sino también una fórmula de ser. El flamenco lleva en su estructura un segmento de arquetipo; invoca el rigor, pero también la libertad de «actuar». Lo obstinado de sus movimientos, la proximidad kinesférica de su desarrollo cultiva la seducción cual parte del misterio cósmico, Portador de la profundidad de sus movimientos, este bailedestaca lo mirífico del gesto, cultiva un cuerpo cual imagen e ideología de la confesión.


by Raluca Ianegic