Cuando Estoy En El Tablado Es Como Si Estuviera En Un Templo

Entrevista con y sobre GELU BARBUpublicada en "CURIERUL ROMÂNESC"("El Mensajero rumano")Año XV, nr. 10 (201), octubre de 2003 El arte del espectáculo auténtico es y seguirá siendo un mundo fascinante, por doquiera y cuando quiera, que a todos nos hace falta. El espejismo del estado de gracia en el caso de la Danza es uno especial por cuyo nacimiento se requieren numerosas cualidades innatas (físico, salud, musicalidad, gracia, talento) además de otras formativas (educación, estudio, ensayos, laboratorio – lo que llamamos experimento). Todas ellas dan frutos, llegan a ser espectaculares sólo bajo el imperio de una inmensa capacidad de dedicación, transportes, comunicación.  Llegado de la Gran Canaria, Las Palmas donde se estableció en el año 1969, Gelu Barbu está hoy en Bucarest, esta vez en ocasión de un importante acontecimiento: el Centenario del nacimiento de su padre, el compositor Filaret Barbu, el fundador de la opereta rumana. Así pues, después de más de 50 años desde su debut, nos dejamos seducidos por el encanto de nuestro interlocutor, siguiendo el hilo de una carrera ejercitada con pasión. Selectamos, helos aquí, algunos fragmentos de la espléndida entrevista que Gelu Barbu tuvo la amabilidad de concedérnosla. Expresivo, musical, armonioso, móvil, espontáneo, con dotes en abundancia, apasionado por la danza – así se presenta el coreógrafo Gelu Barbu, solista, profesor fundador de Escuela de ballet. Beneficiándose de la suerte favorable de unos grandes encuentros, personas y lugares, un trabajo inmenso, una fantástica libertad espiritual, clásica y moderna en igual medida, Gelu Barbu ha logrado realizar una carrera internacional, siendo acompañado por su infinito amor hacia los prójimos. ¿Qué es lo esencial en semejante performance, señor Gelu Barbu? G.B.: Un artista tiene que ser generoso, no tener ningún momento de egoísmo o de envidia. Personalmente, siempre supe ofrecer. Así se explica también mi comunicación con el público. Entre Lugoj, Timisoara , Bucarest y Las Palmas tuvo también otras estancias de buen augurio. San Petersburgo, la Academia de Ballet Vaganova, por ejemplo. ¿Cuánto ha significado ésa para su carrera? G.B.: Vaganova, sí, fui enviado allá para una especialización. He regresado después de año y medio, luego Oleg Danovski me ha contratado en la Ópera rumana de Bucarest, junto con Simona Ştefănescu, Gabriel Popescu y otros. Los chicos de aquel entonces de la Ópera Rumana. Todos vosotros habéis sido la élite de nuestro ballet rumano. Usted ha sido uno de los alumnos de Floria Capsali. G.B.: ¡Oh!, Floria Capsali, la fundadora del ballet rumano, la que se dedicó a la danza culta, de hecho, nuestra música popular pasada por el cedazo de la música de Mihail Jora o Paul Constantinescu. Grandes compositores rumanos… Yo hablaría de Danza, no de Ballet, pues la danza comprende más. Como profesional de este oficio es importante ser disciplinado, en el sentido de que puedas interpretar cualquier estilo contemporáneo, moderno. El fundamento clásico asegura el profesionalismo, sin duda; claro que la danza moderna también tiene una escuela como sería la de Marta Graham. Por ejemplo, Isadora Duncan no tiene una escuela. Se ha llevado consigo en el mundo una respetable herencia genética, el talento musical de su padre, Filaret Barbu, un inmenso amor por el folklore así como el recuerdo de grandes amigos de la familia: Ion Vidu, Tiberiu Brediceanu, Lucian Blaga. ¿Son ellos únicamente recuerdos? G.B.: Son mis comienzos. Si no hubiera sido por ellos, a lo mejor no hubiera sido bailarín. He bailado desde niño, pero ellos han sabido observarme. Ha tenido Usted el sentido de la música. ¿Cuán importante es esto para un bailarín? G.B.: Esencial, diría yo. Y la vida me lo ha comprobado. Es muy triste bailar cuando tienes sólo técnica. Consideramos que hay una auténtica Escuela rumana de baile. ¿Está ocupando un lugar seguro en el mundo? G.B.: Esto depende de cada uno. Más allá del contrato que tienes que respetar como bailarín, por supuesto, tienes que ser presente, capaz, competitivo. La competencia es muy grande. En el arte del baile se conquista difícilmente. Espectáculos, giras, éxitos, parejas excepcionales, Ud. recorrió con virtuosidad el camino de lo clásico a lo moderno, llevando consigo la experiencia de la primera juventud pasada al lado de Irinel Liciu, Gabriel Popescu, Valentina Massini, Magdalena Popa, Gheorghe Cotovelea, Ileana Iliescu y muchos, muchos otros. G.B.: En el año 1994, la Ópera Rumana homenajeó los más de 45 años pasados desde mi debut. En aquella oportunidad he invitado en el escenario a todos mis compañeros de antaño, a nuestros maestros, hemos rendido homenaje a los fallecidos, he invitado al gran Mitiţă Dumitrescu, bailarín y crítico de especialidad. A los nombres ya mencionados añadiría los de otros más, como Vera Proca Ciortea, Petre Bodeuţ, Ioan Tugearu, y tampoco son todos… Han significado enormemente para la historia del baile rumano. ¿Entre los jóvenes en quiénes confía ya? G.B.: Hay nombres notables, bailarines verdaderos que ya se impusieron: Simona Şomăcescu, Costel Georgescu, Cristian Crăciun, Mihai Babuşca, Alin Gheorghiu. He trabajado con ellos en la Ópera Rumana en 1997. A Simona Şomăcescu la considero una gran bailarina. Tenemos en Londres a una gran bailarina. G.B.: Alina Cojocaru, la bailarina número uno en el mundo, una bailarina destacada, díria que es "la bailarina absoluta", la cual a sólo 24 años de edad tiene a sus pies al muy exigente público londinense. Dentro del paisaje actual de la danza rumana recordaría el lugar de Adina Cezar. La admiro muchísimo, es una de las más interesantes creadoras de danza moderna, teniendo un fundamento clásico extraordinario. ¿Conoció al famoso, fascinante Rudolf Nureev? G.B.: Rudi, así lo llamaban. Le he conocido en Rusia temprano: talento innato, con una técnica extraordinaria, respondía perfectamente a todas las solicitudes. Nos hemos vuelto a encontrar más tarde en Alemania cuando era ya un bailarín de talla internacional. No sólamente un gran bailarín, sino también un artista perfecto, inmenso. Se dice que "no es la casa la que adorna a la mujer, sino la mujer a la casa". Ud. creó una Escuela de ballet allá donde se estableció, en Las Palmas. ¿Cómo se le ocurrió? G.B.: En un momento menos alegre del destino, una lesión en la columna que en 1966 era un problema, tenía que irme, era sólo "un bailarín normal" que cumplía con su oficio. He llegado allá, a invitación de un amigo mío excepcional, de aquel entonces y de ahora, Henry Mousen. ¿Ha seguido la actividad de los bailarines de Rumanía en las últimas temporadas? ¿Quién retuvo su atención? G.B.: Mencionaría a Răzvan Mazilu. Lo descubrí por primera vez en 1994. Un gran bailarín, de gran inspiración. Ud. viene de Lugoj, ¿qué ha pasado durante este mes de agosto en su urbe natal? G.B.: Es el principal motivo por el cual me encuentro aquí en casa, pues para mí "en casa" es en igual medida estar también en Las Palmas. Cuando estoy aquí extraño a las Canarias, cuando estoy allá extraño lo de aquí. En Lugoj se descubrió un busto en bronce de mi padre, realizado por un joven escultor, Aurel Ardelean. Filaret Barbu, sí, habría cumplido 100 años de edad. Le confieso, estuve extramadamente emocionado. La ciudad de Lugoj es igual a la que dejé hace muchos años, al irme yo de Rumanía. En Lugoj se organizó una exposición, se guardan numerosos objetos, piezas de mobiliario, nuestra biblioteca. Muchos fueron donados por mi madre al Museo de Timisoara. Fue verdaderamente un evento. También para la cultura rumana, para la historia de nuestra música dentro de la cual Filaret Barbu ocupa un lugar destacado. ¿Podríamos llamar también evento el libro que trajo para su publicación? ¿Nos descubre también algunos detalles? G.B.: Me agrada mucho hablar del libro. Se llama GELU BARBU. EL RITMO DE LOS SENTIMIENTOS. Estoy convencido de que cada sentimiento tiene un ritmo. El autor, el joven escritor Antonio Pita Cardenes, me escuchó durante cuatro años y medio y me grabó. Me conoce como a sí mismo. Me he confesado con plena sinceridad. En las páginas del libro está toda mi vida, desde la infancia hasta hoy en día. No es sólamente un libro para el ballet. Es una historia del ballet ruso, al cual hay que tener en cuenta, historia poblada por personalidades artísticas que acompañaron mi destino, es la trayectoria de mi destino tal como ha sido, mi carrera, mis opiniones acerca de acontecimientos, de espectáculos. Será un excelente ejemplo para los jóvenes en sus momentos de búsqueda. ¿En qué editorial aparecerá y cuándo? G.B.: El libro será publicado en la Editorial "Cartea Românească" bajo la dirección del escritor Dan Cristea a quien tuve la alegría de conocer y probablemente estaré de nuevo aquí para su lanzamiento en la primavera del año 2004. ¡Hasta pronto, que disfrute de salud, señor Gelu Barbu! ¡Hasta luego!


by Aurora Fabritius