Con Los Rumanos De Barcelona: Sobre La Identidad Etnica Y ¿Mundializacion (Globalizacion)?

Aa lo largo del período de su estancia en España, Vintila Horia el exiliado, se sintió como si estuviese en su antigua casa que había vuelto a encontrar (Vintila Horia fue un europeo nacido en Rumanía y arraigado en España, que edita en París, Roma y Madrid sus novelas y artículos). Cuanto más se extiende uno en el mundo, dice él, "tanto más viaja en sus adentros (en sí mismo)". Finalmente, en su libro "Viaje a los centros de la tierra" (Barcelona, 1972), Vintila Horia afirma que la verdad sobre el ser humano es única, difiere sólo el arte de acercarse a ella. El verano de 2003 fui invitado a Barcelona por la Asociación de los Rumanos de Cataluña(cuya presidenta es Marcela Ciobanu Sarbusca-Tatu). Los rumanos de Cataluña aman (tienen interés en) la psicología y están interesados en su integración, de modo que di una ponencia sobre el tema, o sea sobre la psicología de los rumanos en general y sobre la de su emigración española en particular; sobre cómo mantener la identidad étnica y las premisas de su integración en el país de adopción. Nuestro árbol genealógico es vigoroso. La raíz es dacio-tracia y también latina. Pensamos ahora en las bases étnicas. El emperador Trajano era ibérico era español. Nuestra sangre, nuestra memoria genética lleva el sello de la Dacia ancestral, vigorosa, y también el sello de los latinos inteligentes, pragmáticos, ingeniosos y religiosos. Hay que concienciar siempre esta herencia étnica. Los rasgos psico-étnicos de los rumanos resultan de un origen destacable y de una formación histórico-bizantinas, eslava, turánica, presiones marginales que sólo añaden matices, pero no modificaciones. Todo adquiere sin embargo una dimensión espiritual, bajo la influencia del cristianismo. Esta base sólida, esta corona espiritual engendra una tipología rumana especial, con recursos de fuerza que podrían asignarnos un lugar aparte en el concierto mundial. Antes de la conferencia, un participante me preguntó si iba a abordar también aspectos deplorables de la psicología de los rumanos. Esto era lo que él estaba esperando pues había sufrido en propia piel la vileza de un compañero, y me contó un episodio de los tiempos de la dictadura. Le contesté que aquel episodio suyo tiene de lo patológico y no de la identidad étnica. Bajo la dictadura presiones que mutilaban y que hicieron que algunos conciudadanos regresasen psíquicamente. Esto, tiene de lo patológico, un segmento de la población se había puesto enfermo, y no es representativo para nuestro específico étnico. Don Salvador Obios, jefe del departamento de Emigración de Cataluña, invitado de honor al encuentro de Barcelona, ha hecho una alocución muy interesante. He notado que profesa estima y afección particulares hacia (para) el grupo étnico rumano (grupo que cuenta con decenas de miles de personas); puedo comprender esta afección por el parentesco étnico, por los orígenes latinos y también por similitudes de lengua y psicología. Los catalanes no se parecen a los castellanos, ni tampoco a los andaluces; ellos tienen su propia personalidad, son más sobrios, más solemnes, más "ingleses" (comparados con los castellanos paradoxales y lacónicos). Los catalanes aprecian más los valores del saber(del conocer): diría que por eso mismo se acercan más a los rumanos que los castellanos. Por otro lado, la lengua catalana – un idioma aparte entre los 10 románicos (o neolatinos) tiene mucho parecido al rumano y al francés –evidentemente más que el español. De la presentación calurosa del Señor Obios he retenido el hecho que hay en Cataluña unos 179 (ciento setenta y nueve) grupos étnicos. Diría que es un número récord. Hay más que en Australia que es un país de emigrantes, en el que hay 140 (ciento cuarenta)grupos étnicos; evidentemente muchos más que en Nueva Zelandia, otro país de emigrantes que cuenta con 80 (ochenta) grupos étnicos. Me atrevería incluso hacer una comparación con Nueva Zelandia, país en el que residí por un feliz acontecimiento de mi vida, un breve período de tiempo, experimentando de este modo yo mismo la emigración. Esto me da derecho de hablar también sobre la psicología del rumano de la diáspora en pleno conocimiento de causa. Es cierto, Cataluña tiene una población más numerosa que Nueva Zelandia, el doble, o sea unos 7 millones de habitantes. Hay que retener (apuntar) un hecho de mayor importancia que también mencionaba Don Salvador Obios y que yo también conozco de Nueva Zelandia: otorgar el respeto que cada grupo étnico se merece, alentarles a mantener su identidad de cultura, su específico. ¿Por qué? Por la salud psíquica de la gente primero y luego, porque cada grupo étnico en parte viene añadiendo a este conglomerado multi-étnico un valor específico, enriqueciendo a la vez el todo. El emigrante llegó de su casa cargado de un sistema de valores ancestrales, sobre todo al tratarse de grupos con un pasado histórico notable, tal como el nuestro. Venimos al mundo con una ley ancestral, con costumbres, con un índice de creatividad elevado, con valores por los que mantenemos un lugar destacado entre los demás y por los que enriquecemos el país de adopción. ¿Para qué es útil mantener su identidad? Es útil para tu salud psíquica, para el equilibrio psico-afectivo. Conservar la raíz significa que no serás un desarraigado, a pesar de haber abandonado la tierra natal. Se sabe el mal que puede traer el desarraigo, se sabe que éste puede ser fuente de hundimiento interior. Mantener un ambiente rumano, con una identidad naturalmente expresada, significa evitar el trauma del desarraigo, dondequiera que nos hallemos. La raíz es fuente de fuerza, fuente de cohesión. Por eso, incluso en la época de la globalización, es decir de la igualación de todos a un nivel de civilización estereotipada (capitalista, de consumo, digamos), repito, incluso en estas condiciones sigue siendo actual la ciencia de las genealogías, de los orígenes de la identidad etno-cultural. ¿Con qué venimos de casa? ¿Qué guardamos? ¿Cuánto donamos (regalamos) a los demás? De modo que, observen, se trata de conservar, pero de entregar asimismo a los demás algo de tus valores. Conservamos la lengua rumana, que, es la primera en llevar la identidad, y a la que seguimos usando en la emigración porque es tanto práctica como hierática, o sea, la que lleva lo sagrado, el espíritu (las esencias) de la nación. También conservamos tradiciones culturales, costumbres. Costumbre en sánscrito se llama dharma, (todos los griegos de la emigración guardan thelena). La costumbre, "datina" llamada asimismo la ley de los antepasados (ancestral) la sabiduría tradicional –tal y como fue decantada por la civilización tradicional carpato-danubiana, sólida pero flexible a la vez. Resistimos en esta conservación. La pasamos a nuestros hijos, nacidos aquí. Conservamos las fiestas cristianas y las folclóricas, los villancicos, Miorita, El Maese Manolo, bailes iniciáticos, canciones en las que se derrama el alma rumana, conservamos el "dor" y la "doina". Afirmamos: es importante conservar la identidad. Pero la entrega también, hacia los demás, de nuestros valores. Lo que es sólido es una toma de posesión. Si los demás recogerán algo de nosotros, significa que somos fuertes, tenemos valores reales. Lo hermoso, lo práctico, está recogido (tomado) enseguida por los que nos rodean. He observado que rumanos emigrantes consiguen introducir voces rumanas como "noroc" (suerte), "dor" (nostalgia, añoranza), "multumesc" (gracias), "Dumnezeu" (Dios), en el vocabulario de sus amistades. Hay más cosas específicas que los rumanos de la diáspora conservan en su entorno, como toallas tejidas y bordadas, alfombras y tapicerías, iconos los huevos pascuales pintados a mano con motivos folklóricos. Cada detalle típico, palabra o rostro rumano difundido y regalado en el país de adopción lleva un átomo de espíritu rumano. Deberíamos pues proponernos, de un modo tónico y abierto, no exclusivamente la conservación de su identidad sino también la comunicación de unos valores, la participación a los valores de los que les rodean. Esto podría llamarse un "acción misionera" cultural sutil. Al decir "acción misionera", no estoy pensando en una acción de proselitismo, sino en influenciar a través de valores, por contagio positivo, por prestigio. Eres rico a medida de que tienes el potencial de regalar (entregar), Y tenemos lo que entregar del pleno de nuestra alma. El alma rumana  ¿Qué artistas, qué obras han transmitido rasgos específicos? ¿En qué tipo de creaciones artísticas descubrimos el alma rumana? Nos hallamos (descubrimos) en Eminescu. La nostalgia específica para nosotros, la tristeza de profundizar, nuestra alma llena de dilemas, la encontramos en Eminescu. Es él que sorprendió (ha sorprendido) el tipo "Hyperion" en el que nosotros nos reconocemos. ¿Cómo es el tipo Hyperion? Es reflexivo, meditativo, profundo, nostálgico. Es solemne, siente el vínculo con lo divino. Es éste un rasgo que acerca a los rumanos de los católicos, rasgo que tiene de la memoria arquetípica pre-latina. Los rumanos se confunden con Hyperion, tienen una inteligencia más bien ritual, litúrgica, pasiva por lo tanto en plano social, siendo ésta una desventaja noble. Son nostálgicos viven siempre con la añoranza (dor) del hogar. Un destacado contemporáneo nuestro, Laurentiu Ulici, buen crítico literario y un honrado político (una rareza en nuestros días), que por un trágico malabarismo de la suerte se mudó de mundo recientemente, dice que el rumano es dual: ¡Ojo!Un buen historiador literario, Marián Popa, que escribió su Historia desde su lugar de exilio en Colonia. El carácter real del rumano es por lo tanto reflejado en la obra de Eminescu, pero igualmente en la de Vasile Parvan, en etnógrafos como Hasdeu o Simeón Florea Marián; también en libros como "El pueblo rumano de Bucovina" de Nicolae Iorga, o el pueblo rumano de Ardeal (Transilvania) y del País húngaro" del mismo Nicolae Iorga (obras que salieron por 1906, reeditados luego entre las dos guerras mundiales; también Rumanía, tal como era hasta 1918 de Nicolae Iorga (un "rumano de Macedonia" sin embrago, originario de Albania). Entre otras, mencionamos algunas obras de soplo rumano como "La rama de oro" de Mihail Sadoveanu,"Amor mágico" de Vasile Voiculescu, "De Zamolxis a Gingis Kan"de Mircea Eliade, volviendo siempre a aquellas joyas cultas o folclóricas como "El molino de Califar" o "el Maese Manolo", o el cuento "Juventud sin vejez y vida sin muerte". El rumano aparece por lo tanto como un ser adaptado históricamente, preparado para sufrir, preparado para tiempos apocalípticos, para receptar los sufrimientos como si fueran penitencia, como algo engendrado por el destino. No es sólo derrotista sino realista también Su psicología de vencedor ha de ser reforzada por la necesidad de sincronizarse con el concepto deportivo, americano de hoy. Al migrar al mundo y al llegar a un espacio capitalista, en España, se constata que el mili-voltaje mental de los rumanos aumenta espontáneamente al nivel "americano", digamos, y es que en su casa es un soñador lento, en el extranjero se vuelve hiper-activo; y de tal modo que un catedrático canadiense me comentaba: "en la emigración nos llegan los mejores rumanos." Le contesté: "¡Perdón! ¡De no haber sido buenos desde el nacimiento, no habrían llegado a ser los mejores! ¡Esto significa que somos bien nacidos, es decir, estamos bien situados bajo la bendición!" División y terapia ¿ interesa? Los herederos del mundoAl final recordaremos que en el sermón del monte de las felicidades"? Cristo decía: "Los bondadosos heredarán la tierra". En este caso, creo que los rumanos disfrutarán de una buena parte de la herencia, ya que son bondadosos en su mayoría, tienen un índice de agresividad muy reducido, son moderados y tolerantes de nacimiento y por necesidad, su subconsciente es defensivo y pacífico. ¿Qué es lo que todavía queda en la segunda generación a contar desde la implantación en un nuevo espacio? ¿Cuánto de la identidad rumana generadora de fuerza quedará en la tercera generación, en nuestros nietos transplantados en otros espacios? La antropología estudia de siempre las diferencias humanas; la religión siempre estudia la similitud de profundidad, adanista, y la semejanza del devenir, es decir la perfección. Los seres perfectos o aspirantes a la perfección no pueden ser distintos. Igual les pasa a los rumanos. Son hijos de la lengua rumana al principio. Llegan a ser hijos de la Biblia en al medio e hijos de la civilización europea. Nos mudamos del pueblo carpático al pueblo ibérico y constatamos al final que nos hallamos todos en un pueblo mundial y que nuestro destino es el pueblo mundial. Conservamos siempre la nostalgia el retorno a casa, y no aquella "a casa" genérica que es el paraíso sino el "a casa" carpática, de donde nos fuimos. A veces no vamos al fin del mundo para tener adónde volver (regresar, retornar) más dotados o más enseñados. Y al volver, vemos que aquí ya nada es como lo habíamos dejado, que el pueblo mundial se ha extendido hasta nuestras fronteras también, nos ha abarcado (tragado, incluido) a nosotros, que todo ha cambiado aquí también. Así y todo, volveremos una y otra vez igual que el joven transnacional de nuestro cuento (el mito metafísico) "Juventud sin vejez y vida sin muerte", al terruño natal. Nuestra lengua es quizás la única en la que la palabra "PAÍS" tiene el mismo atimonio que la voz "tierra (suelo, barro) primordial del que fuimos plasmados y el que retornaremos.


by Vasile Andru (b. 1942)