Este fragmento perteneciente a Entre lobos de Voiculescu puede que mejor condense la actitud mágica que el autor le otorga a los animales en su narrativa, una magia que, sin convertirlos en personajes fantásticos, le concede el poder para transformar la realidad de un evento común hacia creencia colectiva de una cultura. Una visión que se observa en los relatos del libro La cabeza de uro, publicado por Espasa-Calpe en 2002.